Regalos, descubrimientos, limpieza de estanterías, mi padre, una bruja, viajar en tren y Albacete
Sigo intentando conseguir el récord Guinness al título más largo
La semana pasada, tras escribir aquí sobre Oona O’Neill y las ganas que tengo de saber más sobre ella, me encontré con un mensaje privado en Instagram de una chica contándome que van a publicar su biografía y me la va a enviar. Me hizo tan feliz… tanto como esto que me contó José Antonio sobre unas mantis que se disfrazan de avispa:
José Antonio me envía siempre cosas muy, muy chulas. Mandadme cosas. Sed como José Antonio.
En Twitter (lo siento, Elon. Para mí X es el apellido de Malcolm, no lo puedo evitar), gracias a Ainhoa, descubro esta maravilla:
Y ésta que, no sé por qué, la autora la ha borrado:
Otra cosita que me ha gustado y quiero guardar en mi almacén es este listado de los 40 mejores libros escritos por mujeres según Elena Ferrante:
No coincido mucho con ella, lo cual me encanta porque es más enriquecedor.
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Esta semana hice limpieza de estanterías porque me empiezan a comer los libros y me deshice de muchos a los que ya no voy a volver nunca. Durante el proceso, me he encontrado recortes de prensa de hace veinte años, recibos de cosas dolorosas de recordar, flores secas y recuerdos muy emocionantes. Vamos, que de pronto en una mañana lloré, reí, le di besos a fotos y me despedí de libros, que siempre es doloroso, pero me anima el pensar que no van a morir, sino que los van a leer otros, como una reencarnación, o como un divorcio civilizado y bien avenido.
Dentro de un libro encontré una foto de mi padre, que murió hace ya casi veinte años y al que echo tanto de menos. Y desde entonces, no paro de cruzarme por la calle con señores que se le parecen tanto que al principio me da vuelco el corazón. Así que ayer me recorrí media ciudad en buscar de un marco que me pareciese lo suficientemente bonito para la foto, no cualquiera, tenía que ser uno que se la mereciera. Me llevó todo el día, claro, pero lo conseguí. En la imagen, mi padre está en la cocina de la casa en la que me crié, moreno, con un ventilador a un lado y las plantas de la pequeña terraza que daba al patio, detrás. Mi padre está muerto de risa mirando a quien estuviera sosteniendo la cámara, que creo que era yo. Me encanta esa foto. Y desde que la encontré le siento tan cercano, y me siento tan agradecida… porque tuve el mejor padre del mundo. Lo siento, pero a esto no me gana nadie. Es un hecho. Es así.
Estoy muy ilusionada porque el martes viajo a Albacete a una librería que me ha invitado a presentar allí mi libro. Me apetece muchisímo todo. Voy en tren, que es una cosa que gusta tanto que siempre termino estresándome cuando viajo en uno, porque quiero disfrutar de cada segundo mirando por la ventana sin perderme un solo detalle del paisaje, leer, escuchar música… lo quiero hacer todo a la vez. Además, nunca he estado en Albacete y me apetece muchísimo, he leído que en el centro hay un parque que se llama Abelardo Sánchez que tengo muchas ganas de conocer.
También esta semana es la presentación de mi libro en Madrid, os dejo por aquí las coordenadas y ojalá vengáis los que estéis por aquí y así nos conocemos:
Volviendo al maravilloso mundo de los parques, en mi paseo de esta mañana por fin he podido disfrutar de los colores del otoño. Qué barbaridad. Y de pronto, estaba yo sentada en mi rincón favorito…
… cuando de pronto han aparecido dos chicas, han dejado una bruja apoyada sobre un árbol, y se han ido:


